LA VIOLENCIA DE GÉNERO, UNA LACRA MUNDIAL.


El 2016,  ha cerrado en España con 44 mujeres asesinadas, víctimas de violencia de Género.  Cuántas en el mundo?.    Es una pregunta que nos produce escalofrío, prefiero no conocer la cifra exacta,  porque ya con una muerte es  ¡mucho! 

 En mi opinión, aún tenemos que convivir con el temor de que los derechos de la mujer en un estadio de igualdad,  sea una utopía.

En España, las alarmas saltaron en el 2016 que finalizó.  Luego de la regulación y la instrumentación jurídica, hasta hoy insuficiente, se ha avanzado un poco más en la  sensibilización de  la sociedad  y en el interés o voluntad política para crear una Subcomisión que haga una primera propuesta en pro de un  “Pacto de Estado”.  Bienvenido ese pacto, espacio de confluencia, que permita vincular a todos los poderes públicos responsables de que las condiciones de igualdad sean efectivas, a los agentes sociales implicados, y yo diría,  que no puede dejar de lado al sector privado,  sobre todo,  el referente a las Tecnologías de la Información.   

Desde la Ley Orgánica 1/2004, por la que se aprueban medidas de protección integral contra la violencia de género,  y de una posterior de suma relevancia,  como ha sido la Ley Orgánica 3/2007,  para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, no se había visto estrategia alguna en las políticas activas del  Estado sobre este particular.

No desconozco que el objeto de la LO 1/2004 fuera ambicioso,  dentro de la óptica de un problema complejo y en pleno acrecentamiento en este último siglo, pero éste ha quedado corto con relación a la aplicación de los instrumentos otorgados a las víctimas, a las medidas de protección y su solicitud,  dentro del marco de legalidad y de un debido proceso ante el órgano jurisdiccional competente, entre otros. 

Desde el siglo pasado, son múltiples los pronunciamientos, tanto en el ámbito internacional como nacional, autonómico como local, y la expedición de textos vinculantes, como el Convenio para la protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, hasta la Ley Orgánica 1/2004 ya mencionada (de cumplimiento nacional), y son  muchas las Directivas o recomendaciones de organismos Internacionales, como el Consejo de Europa, donde se condena toda forma de violencia contra las mujeres y de violencia doméstica; pero,  aún sigue siendo un mecanismo social crucial, donde se mantiene a la mujer en condición de subordinación con relación a los hombres y que se paga hasta con la muerte,  como máximo castigo.

En el año 2002, se creó en España el Observatorio contra la violencia doméstica y de género,  cuya finalidad principal consiste en abordar el tratamiento de estas violencias desde la Administración de Justicia.  Su finalidad,  de promover iniciativas y medidas dirigidas a erradicar el problema social de la violencia doméstica y de género, es sin duda un buen comienzo que podría servir de modelo para otros países de América Latina, por citar un ejemplo, pero que no deja de ser sólo un observatorio, como tal, no puede contar con mecanismos coactivos.  Esos informes podrían aparejar alguna herramienta administrativa, que permitan al Estado robustecerse y fortalecerse a favor de la prevención  y erradicación de la violencia de género frente a toda la sociedad, ya que es una consecuencia de la propia imperfección social.

Aun el tema de Violencia de Género y la no discriminación por razón de sexo,  requiere multiplicar estas acciones,  tendentes a la prevención de violencia contra la mujer y reforzar el respeto a su dignidad, tanto en colegios públicos como privados, en las Universidades,  para que dentro de los programas académicos se revise el tema de igualdad y la no discriminación por razón de raza y género, en  los medios de comunicación,  tanto escritos como televisivos, y de todo el sector de las tecnologías de la información, focalizando el esfuerzo para ver unos mejores resultados.

Hagamos la tarea bien hecha.  No se pueden callar los lamentos y la lucha por un mejor futuro para todas las mujeres, jóvenes y niñas del mundo.  Desde la Patagonia, pasando por los Países de norte América, hasta la otra punta, en la Polinesia, todos somos actores sociales para la erradicación de esta lacra.

Gamboaldany. 

     Este documento se redactó el 10 /01/2017. 

 







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