El SISTEMA HA FALLADO EN LA PROTECCION
EL SISTEMA HA FALLADO?
Se reclama más formación en Violencia de Género y unos medios físicos adecuados, como parte de la solución.
El sistema
ha fallado nuevamente. Cierra el mes de septiembre “negro”, en materia de violencia de género, con un
número espeluznante de 41 mujeres asesinadas; las estadísticas también arrojan,
desde el 2013, un número de 27 menores víctimas asesinadas por sus padres, y
otros niños huérfanos, resultado de una
sociedad machista. De esas mujeres víctimas, más de la mitad habían denunciado los
maltratos.
En esta publicación, quiero hacer una corta
explicación, en 5 puntos, que ayudarán a entender esta afirmación:
1. Para empezar, no me atrevo a atribuirle toda la
responsabilidad al sistema judicial, por el contrario, me arriesgo a afirmar
que han fallado en todos los ordenes, desde el mismo Ministerio Fiscal, como de las administraciones y servicios implicados y que hacen parte de un “sistema” global y multidisciplinar. Una vez más tendríamos que ser conscientes
que, a pesar de que se haya denunciado
oportunamente y se haya abierto un proceso,
esto no ha sido suficiente.
Los
Jueces resuelven conforme a las pruebas que obran en las diligencias previas y,
en ocasiones, estas no llegan a dar sospecha fundada de daños físicos o psíquicos ocasionados por las agresiones o sobre el presunto autor del mismo,
conllevando el archivo de las diligencias; en muchos
otros casos abiertos, estos quedan
a la espera de un informe de los expertos o de los servicios sanitarios, sobre unas posibles lesiones o de un
posible maltrato psicológico, que en cada caso deba emitirse, por los servicios sociales o los servicios
especializados. En otros casos, los protocolos que se activan por los cuerpos
de seguridad no se cumplimentan con la
profesionalidad necesaria, o los parámetros que se les da para iniciar un procedimiento, quedan
insuficientes por la categoría
asignada a los hechos y no alcanzan a la voz de alarma.
2. También se perciben, constantes fallas en el sistema informático o de los medios
materiales destinados para la función policial
o judicial, o porque los
funcionarios no han recibido la formación necesaria para hacer de estos medios unas
herramientas más efectivas y eficaces, afectando directamente a la coordinación (necesaria en este tipo de delitos
de violencia de género), y a la actualización de la información policial (como
por ejemplo, en antecedentes penales), obstruyendo el trabajo en colaboración con todos los órganos judiciales y policiales. Los primeros, deben ordenar las medidas de
protección, pero los segundos, son los que tienen la función de ejecutar con carácter de urgente cualquier medida cautelar que se
haya decretado; por lo que un procedimiento inadecuado frente al presunto
agresor, o la falta de una reseña policial actualizada,
de una medida de protección o de una medida cautelar que se haya ordenado en un caso en
concreto, propicia el que pueda escaparse del control judicial y de la coordinación y supervisión del Ministerio Fiscal.
3.
Reiterando, en que la falta de pruebas suficientes
con relación al maltrato o signos de violencia, ocasiona que muchas causas
tengan que archivarse provisionalmente por el Juez que conoce del caso, es de
vital importancia esa valoración inicial que se hace por la policía con
relación a unos rangos predeterminados, que
en ocasiones no ayudan a avanzar por parte del juez competente y no son suficientes. La calidad de “víctima” con relación a los hechos
presentados, es relevante, y sí no es fehaciente dejaría a la deriva un
procedimiento sin los protocolos pertinentes, por no considerarse
inicialmente como un caso de Violencia de Género, como ha sucedido en los
últimos asesinatos reportados; o como en otros, que a pesar de existir una orden de
alejamiento, ésta no se cumple a
cabalidad por el presunto maltratador.
Frente a
esta falta de dureza de las medidas cautelares, que se les da la categoría de urgentes, y en las carencias señaladas sobre los medios para el control policial,
en coordinación y colaboración con cada una de las piezas del sistema, cada día que pasa se cobran más víctimas, y ya no sólo de las mujeres maltratadas,
sino también de los menores que son parte de ese mismo ámbito familiar.
En la
publicación anterior, he explicado en qué consisten las medidas urgentes,
dictadas por el Gobierno (las que han levantado
reacciones contrapuestas, con
argumentos y fundamentos que desde el
punto de vista jurídico serían o no válidos), pero medidas que tienen como
finalidad agilizar los procesos y permitir que se solucione, en gran parte, el cuello de botella que ha generado la
aplicación de la Ley de Violencia de Género, desde su aprobación. Su impugnación no solucionaría la dificultad
de la situación, por el contrario, retrasaría más el avance en esta materia.
4. La falta de más formación, de todas las autoridades
competentes, para garantizar las actuaciones en la prevención,
asistencia y persecución en los actos de violencia, empezando por las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad, articulando protocolos de actuación que determinan los
procedimientos, avanzando con el Ministerio Fiscal, hasta llegar a los Jueces, para que se puedan
especializar en esta materia, buscando una actualización permanente o el reciclaje
en formación específica; solo así, se podría lograr adecuar las decisiones judiciales a la realidad social del momento.
Quiere decir, que pueden atribuirse fallas en todo el sistema, que inicia como vimos, en los órganos policiales, continuando en fiscalías y Jueces de Violencia de Género o de Instrucción que tengan esa competencia específica, así como por parte de los diferentes órganos administrativos que auxilian en el procedimiento judicial.
Quiere decir, que pueden atribuirse fallas en todo el sistema, que inicia como vimos, en los órganos policiales, continuando en fiscalías y Jueces de Violencia de Género o de Instrucción que tengan esa competencia específica, así como por parte de los diferentes órganos administrativos que auxilian en el procedimiento judicial.
5.
No quiero pasar por alto, la responsabilidad que
también recae en todos los estamentos de la Administración General, encargados de llevar a efecto los planes
de sensibilización y prevención, tanto nacionales, como autonómicos y
regionales. Estos también, deben y pueden llegar más allá y no quedarse
en simples talleres de sensibilización, sino optar por ser más operativos,
detectar las causas y ocuparse de estas para poder erradicarlas con propuestas
y acciones. Esto incluye al sector
educativo, que tiene asignado un papel muy importante en esta materia de
prevención, para la formación en el respeto de los derechos y libertades y la
igualdad entre hombres y mujeres; tendrían que estar cumpliendo con su función,
tanto las administraciones educativas, como los Consejos escolares y las
Inspecciones educativas.
Conclusión:
Como parte
de esta sociedad, reconozcamos nuestra obligación de hacer algo (todos
tendríamos que actuar de una u otra forma), porque es una responsabilidad social;
recordemos entonces, que cualquier
persona puede denunciar un hecho del que se vislumbre machismo, maltrato, acoso,
agresión (tanto física como psicológica); No obstante, este no es un llamado
desalentador, sino por el contrario, frente a las imperfecciones del sistema,
hay que mantener la esperanza en la justicia y seguir denunciando.
Conforme a las últimas declaraciones públicas de
algunos organismos competentes, se irán a tomar los correctivos, para
hacer una codificación inicial, tanto de
la presunta víctima como de los hechos, diferente a la que se venía
haciendo; estos errores hasta ahora son percibidos por la opinion pública a raíz del saldo de víctimas
que hoy se le atribuyen al sistema; sinembargo, esto es sin duda, un punto positivo dentro del resultado negativo, sin
olvidar que sería más conveniente, anticiparnos a la violencia, NO ESPERAR, a que esos actos violentos
desencadenen en una tragedia social.
El mensaje, a pesar de las fallas en
el Sistema Judicial y de la Administración General, es de no decaer en el intento, y “ante
la primer señal de alarma, denunciemos”.
octubre 4 de 2018.
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