SEXISMO Y COMPORTAMIENTOS SEXISTAS


El Sexismo y los Comportamientos Sexistas: Principal obstáculo para el empoderamiento de la Mujer





No más estereotipos de género 
Así lo ha reconocido recientemente el Consejo de Europa.  El  Comité de Ministros de esta organización internacional, da un paso al frente en la lucha contra toda discriminación por razón de género; teniendo en cuenta además la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, incluido el Objetivo 5 de Desarrollo Sostenible (“Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas"), el Consejo adoptó una Carta de Recomendaciones para todos los Estados miembros, que busca combatir el sexismo y garantizar una Europa libre de comportamientos sexistas y de cualquiera de sus manifestaciones.

Conseguir la “igualdad de género” nos puede parecer un reto ambicioso; en  Europa es una estrategia trazada, a largo plazo, que ha  venido tomando fuerza en los últimos años, desde que se aceptara, por el propio Consejo, que “la igualdad” es fundamental para cumplir la misión de salvaguardar los derechos humanos, mantener la democracia y preservar el Estado de Derecho.  Hoy  día, conseguir la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres,  hace parte de una “Agenda” de estrategias, tanto de Naciones Unidas como del Consejo de Europa.
En ese sentido, la declaración realizada por esta Organización Internacional no tiene desperdicio alguno. Nos proporciona una definición, muy completa, de lo que se debe entender por “sexismo”, además de aportarnos premisas y conclusiones que son necesarias en cualquier debate donde se pretenda esgrimir sobre el empoderamiento de la mujer frente a los comportamientos sexistas o de discriminación. 
En definitiva, tenemos que seguir luchando contra el “sexismo” mientras éste siga siendo un obstáculo para la igualdad real y efectiva.  No es un secreto para nadie que en la actualidad se manifiesta en todas sus formas y es ampliamente extendido, con gran predominio, en todos los sectores y sociedades del mundo.

I.                    Premisas que dan paso a las Recomendaciones del Consejo de Europa
  1º. El sexismo es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que provoca discriminación e impide el pleno avance de las mujeres en la sociedad.
2º. El sexismo se refuerza por los estereotipos de género que afectan a mujeres, hombres, niñas y niños, impidiendo la igualdad de género y el establecimiento de sociedades inclusivas.
3º. Los estereotipos de género son los que determinan las normas, comportamientos y expectativas de hombres y niños, conllevando a las acciones sexistas.
4º. El sexismo está ligado a la violencia contra mujeres y niñas, en el sentido que las acciones sexistas crean un clima de intimidación, miedo y  discriminación.
5º. El sexismo y los comportamientos sexistas se producen a nivel individual, institucional y estructural, con un efecto nocivo en esos tres niveles.
6º. El sexismo también provoca que se silencie a individuos o grupos, cuando estos se abstienen de denunciar o quejarse de comportamientos sexistas por miedo a no ser tomados en serio, ser condenados al ostracismo, o incluso ser culpados de ello.

II.                  La  Definición del “Sexismo” y los comportamientos Sexistas
Teniendo en cuenta la ausencia de una definición consensuada internacionalmente de “sexismo” y de un instrumento jurídico para abordarlo, el Consejo de Europa lo define como:
“Cualquier acto, gesto, representación visual, manifestación oral o escrita, práctica o comportamiento, basado en la idea de que una persona o grupo de personas es inferior por razón de su sexo, en el ámbito público o privado, en línea o en la vida real, cuyo propósito o efecto sea:
i. Vulnerar la dignidad intrínseca o los derechos de una persona o grupo de personas; o
ii. Provocar daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o socioeconómico a una persona o grupo de personas; o
iii. crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo; o
iv. constituir un obstáculo a la autonomía y la plena realización de los derechos humanos de una persona o grupo de personas; o
v. preservar y reforzar los estereotipos de género”.

Esta definición significa un gran adelanto para facilitar su aplicación,   luego de que se afrontara este tema por muchos otros instrumentos internacionales y regionales que le preceden, como por ejemplo, el Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (CETS nº 210, Convenio de Estambul,11V.2011), o la Convención de Naciones Unidas para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, según sus siglas en inglés, adoptada el 18 de diciembre de 1979), y que reconocen la existencia de un continuum” entre los estereotipos de género, la desigualdad de género, el sexismo y la violencia contra mujeres y niñas.

Es tan importante que se esté reconociendo y aceptando la existencia de algunos comportamientos, como el discurso de odio sexista, que pueden aumentar,  hasta confluir o incitar la realización de acciones manifiestamente ofensivas y amenazantes, incluidos el abuso o violencia sexual, la violación o incluso acciones potencialmente letales.  No hace falta sino confrontar los diferentes testimonios de noticias e informativos, que casi a diario nos detallan actos de violencia contra la mujer, dando mérito a lo concluido sobre “el discurso de odio”, que azota como un tsunami a la sociedad; no encuentro otra explicación para entender las cifras de mujeres asesinadas, maltratadas o mutiladas, que van en aumento,  ya no solo en España, sino también,  en Francia y otros Países de la Unión Europea.
En este sentido, es contundente lo pronosticado por el Consejo de Europa, cuando afirma:
El sexismo y los comportamientos sexistas provocan daños físicos, sexuales, psicológicos o socioeconómicos y afectan de distinta manera a diferentes sectores de la población, siendo las mujeres y las niñas quienes se ven desproporcionadamente afectadas por este tipo de comportamientos” (ver más en (CM/Rec (2019)1, marzo 27). 
Lo importante de este manifiesto es que, deseando abordar este tema como una causa esencial de la desigualdad, se adoptó por y para todos los países miembros (advierto que son 47, pero la Federación de Rusia, en el momento de adoptar las recomendaciones se reservó el derecho de aplicarlas), y sus gobiernos deberán incluirlas en una hoja de ruta, que se adopte en la elaboración e implementación de las políticas públicas de igualdad y no discriminación,  e informar sobre su aplicación.

III.                Enemigos ocultos en la lucha contra el sexismo:
El sexismo y los comportamientos sexistas,  se producen en todos los aspectos de la actividad humana, incluido el ciberespacio (internet y redes sociales).
Una persona o grupo de personas pueden experimentarlo, individual o colectivamente, incluso si no son objeto directo de tales comportamientos, por ejemplo, por medio de la publicidad sexista, o la exhibición de fotografías de mujeres desnudas en el lugar de trabajo. Puede pasar, que se sea un consumidor, en ocasiones,  “inconsciente” de esos comportamientos y, que muchas veces, hasta esa misma publicidad o fotografías las puedan compartir entre un círculo de amigos, pensando que todo está dentro de la mayor normalidad.  
Lo que tal vez desconocemos,  es que “El Sexismo” puede también llegar a provocar que se silencie a individuos o grupos, cuando estos se abstienen de denunciar o quejarse de comportamientos sexistas, por miedo a no ser tomados en serio, o incluso ser culpados de ello. Por eso, insisto en educar sobre este tema y que se entienda, los niveles de perpetuación y experimentación que son:
- el individual; - el institucional (por ejemplo, en el ámbito familiar, laboral o educativo); y -el estructural (por ejemplo, por medio de desigualdades sociales de género, y normas y comportamientos sociales).  Educar en igualdad, es una alternativa; permite romper con los estereotipos y roles de género, heredados de generación en generación, fruto de una sociedad patriarcal; se requiere,  ya no solo en los espacios individuales y  familiares, sino también en lo laboral, educativo… en fin, en cualquier espacio de la sociedad. 
En conclusión, la lucha contra el sexismo es una tarea incompleta,  iniciada por algunos países en Europa pero, mientras no se adopten medidas contundentes y políticas públicas en igualdad de género, el empoderamiento de la mujer seguirá siendo solo un objetivo o una estrategia formal de una agenda futura, pero no una realidad. 

gamboaldany

Madrid, septiembre 3 2019.


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